Inodoros expulsan miles de gotitas con patógenos al tirar de la cadena

Inodoro expulsando Miles de gotas de agua y probables patógenos

Un gran penacho formado por minúsculas gotitas se extiende por el espacio a la velocidad del rayo y a una distancia asombrosa. “Cuando veas los vídeos, nunca volverás a pensar lo mismo sobre tirar de la cadena”, afirma.

Habla el investigador John Crimaldi. Junto con sus colegas, investigó qué es lo que salpica cuando se pulsa desprevenidamente el botón de la cisterna del inodoro. Los resultados son bastante inquietantes. Porque, naturalmente, uno espera que su “mensaje” desaparezca en el retrete, pero resulta que en realidad se lanza al aire un penacho inesperadamente grande formado por gotas imperceptibles. Y eso puede facilitar la transmisión de patógenos.

Los inodoros pulverizan

Los científicos saben desde hace más de 60 años que cuando se tira de la cadena, no todas las sustancias y líquidos son aspirados, como es debido. En su lugar, pequeñas partículas invisibles se pulverizan en dirección contraria y acaban en el aire. Sin embargo, hasta hace poco, los investigadores no sabían exactamente qué aspecto tenían esos penachos arrojados ni hasta dónde se extendían.

Patógenos pulverizados 

Sin embargo, Crimaldi afirma que es muy importante saber más al respecto. Esto se debe a que, en teoría, estas gotitas podrían contener determinados agentes patógenos que, al ser inhalados por otro usuario del retrete, podrían propagarse. “Se sabe que las pequeñas gotas que permanecen suspendidas en el aire son importantes vectores de transmisión de enfermedades respiratorias e intestinales”, explica el investigador. “Sabemos que las heces y la orina humanas pueden contener agentes patógenos. Además, se sabe que estos patógenos pueden permanecer adheridos a la taza del inodoro durante decenas de descargas. Si comprendemos mejor cómo se propagan los aerosoles en los aseos públicos, podremos minimizar el riesgo de exposición a estos patógenos”.

El estudio

Mediante experimentos, Crimaldi y sus colegas querían averiguar cómo se lanzan al aire meras gotas de agua, invisibles a simple vista, cuando se tira de la cadena de un retrete público sin tapa. Armados con láseres verdes y cámaras, se pusieron manos a la obra. Aunque se han realizado estudios previos sobre la presencia de partículas en suspensión sobre la cisterna de un inodoro, este es el primer estudio que visualiza directamente el penacho resultante y mide la velocidad y dispersión de las gotas en su interior.

Salen disparados 

Los resultados, descritos en la revista Scientific Reports, son bastante preocupantes. Por ejemplo, el equipo descubrió que el penacho expulsado hacia arriba es mucho mayor de lo que se suponía. Pequeñas gotas parecen salir disparadas de la taza del inodoro a una velocidad sin precedentes. Los investigadores midieron velocidades de hasta dos metros por segundo. “Esperábamos que estas partículas flotaran hacia arriba”, explica Crimaldi. “Pero en vez de eso, salieron disparados como un cohete”.

Vea parte del experimento ejecutado en este vídeo.

En ocho segundos, algunas gotas llegaron a alcanzar una altura de 1,5 metros. A continuación, las gotas grandes se depositaron con bastante rapidez en las superficies circundantes. Pero las partículas más pequeñas (aerosoles de menos de 5 micras o una millonésima de metro) permanecieron suspendidas en el aire durante minutos o más. Estos pueden penetrar profundamente en los pulmones de una persona, haciéndolos más peligrosos para la salud humana. “El propósito de un inodoro es mover eficazmente los “residuos” hacia abajo, hacia la tubería de desagüe”, dice Crimaldi. “Pero, de hecho, ocurre lo contrario. Muchos contenidos chorrean directamente hacia arriba”.

Las gotas se dispersan

Tras la descarga, la mayoría de las gotas se desplazaron hacia arriba y hacia atrás, hacia la pared posterior, aunque su movimiento preciso era impredecible. Además, los investigadores vieron cómo el penacho se elevaba hasta el techo y luego, como no tenía adónde ir, se desparramaba por el resto del retrete. Crimaldi estaba asombrado. “Aunque sabíamos por estudios anteriores que los inodoros emiten partículas, nos sorprendió la energía que tenía el flujo ascendente y lo rápido y lejos que se extendían entonces las gotitas”, afirma. “Esta expulsión hacia arriba es contraintuitiva e inquietante”.

Tanto a la izquierda como a la derecha, se tira de la cadena. A la izquierda, sin embargo, no se ve nada a simple vista. A la derecha, un potente láser verde visualiza la pluma de aerosol que, sin embargo, está emergiendo realmente.

Probabilidad de enfermar

¿Qué probabilidades hay de enfermar realmente por salpicar gotitas en un aseo público? “Eso es algo que están estudiando varios epidemiólogos y expertos en salud pública”, dice Crimaldi cuando se le pregunta. “En muchos casos (por ejemplo, para COVID-19), el riesgo es incierto y diferentes estudios han dado resultados contradictorios. En el caso de los norovirus, parece obvio que existe un riesgo real”.

La tapa ayuda muy poco

Aparte de no ir más a un baño público, en realidad hay muy poco que pueda hacer para protegerse. “Podrías cerrar la tapa mientras tiras de la cadena”, sugiere Crimaldi. “Esto reduce un poco la propagación del penacho, aunque no lo elimina por completo”. Al cerrar la tapa, se detienen algunas partículas, aunque muchas siguen escapando por pequeños huecos entre la tapa y el asiento. Sin embargo, en muchos casos no es posible cerrar la tapa. “Muchos aseos públicos no suelen estar equipados con él”, dice Crimaldi.

No volverás a verlo igual

Como decía Crimaldi al principio, después de leer este artículo y ver los vídeos, probablemente nunca volverás a pensar lo mismo sobre tirar de la cadena. “Todo el mundo utiliza los retretes, y los retretes producen aerosoles que pueden transportar patógenos humanos”, resume Crimaldi. “Por tanto, el estudio subraya la necesidad de desarrollar y probar estrategias para reducir esta exposición”.

Rediseñar los inodoros 

Aunque las conclusiones del estudio pueden parecer un poco alarmantes, la intención de los investigadores no es asustarnos. “Esperamos que su carácter llamativo y visual sensibilice al público en general sobre la existencia de las plumas de aerosol y el riesgo potencial de exposición asociado a ellas”, subraya Crimaldi. Además, espera que los resultados conduzcan también al desarrollo de aseos públicos mejores y más “seguros”. “Posiblemente, impulse a la gente a rediseñar la taza del inodoro o el mecanismo de descarga para evitar la formación de penachos”, afirma. “Como alternativa, se pueden diseñar nuevos sistemas de ventilación o de desinfección UV para reducir el riesgo de transmisión de patógenos”.

Y por eso las imágenes, tal vez preocupantes, son, sin embargo, necesarias. “Ninguna de las mejoras anteriores puede aplicarse eficazmente sin saber cómo se desarrolla y cómo se desplaza la pluma de aerosol”, explica Crimaldi. “Ver este penacho invisible es realmente un cambio de juego”.

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