Budismo contra la depresión: mejora el estado mental y reduce la negatividad

Los preceptos del budismo pueden ayudará a reducir la depresión

Estamos abandonando la religión en masa, pero abrazando la espiritualidad. Y eso podría resolver importantes problemas sociales. De hecho, un nuevo estudio sugiere que observar los cinco preceptos del budismo reduce significativamente el riesgo de depresión.

Una estatua de Buda en la repisa de la chimenea o en el jardín también se ha convertido en un elemento básico en muchos hogares. El “portador de la felicidad”, que representa la compasión, la paz y el “zen-ness”, también parece atraer a muchas personas no religiosas. Sin embargo, el budismo puede aportarnos algo más que algo decorativo, según demuestran los investigadores. Pues los cinco preceptos del budismo parecen tener un impacto positivo científicamente demostrado en nuestra salud mental.

Depresión: un problema social

Desgraciadamente, cada vez más personas sufren síntomas depresivos. Según la Organización Mundial de la Salud, 300 millones de personas la padecen en todo el mundo. Por ello, algunos hablan incluso de una auténtica epidemia de depresión. Por ello, muchas personas buscan diligentemente formas de combatir su depresión. Y quizá el budismo, incluso para los no religiosos, pueda ayudar.

Los cinco preceptos del budismo

Los investigadores querían saber si la adhesión específica a los cinco preceptos del budismo podía reducir el riesgo de depresión. Estos cinco preceptos prescriben a los seguidores no matar, no robar, abstenerse de conductas sexuales inapropiadas, no decir mentiras y no ser culpables de consumir estupefacientes como el alcohol y las drogas. “Mucha gente puede pensar que si sigue la ley, ya está cumpliendo en cierta medida estos cinco preceptos”, explica el investigador Nahathai Wongpakaran. “Pero aplicar estos preceptos es mucho más delicado. Por ejemplo, “no matar” incluye no matar animales pequeños como mosquitos y hormigas. Además, ocurre que los amigos o familiares se “prestan” cosas unos a otros, pero nunca acaban devolviéndoselas, lo que de hecho viola el precepto de “no robar”. El cuarto (no decir mentiras) y el quinto (abstenerse del alcohol) son probablemente los preceptos más difíciles, pero no están prohibidos por la ley. Creo que la principal diferencia es que las leyes pretenden principalmente evitar el daño, mientras que la observancia de los cinco preceptos está motivada por la bondad amorosa y la compasión hacia uno mismo y hacia los demás”.

Bienestar y calidad de vida

Investigaciones anteriores ya han sugerido que la observancia de los cinco preceptos puede mejorar el bienestar y la calidad de vida también de los no budistas. “Los preceptos refuerzan los aspectos positivos de un individuo”, explica Wongpakaran. “Implica la motivación para proporcionar seguridad a otras personas (no haciendo daño a los demás) y la sabiduría para proteger la propia salud (no consumiendo alcohol ni drogas). También implica veracidad y compromiso, que a su vez forman parte del autocontrol, la confianza en uno mismo y la autoestima.” Los resultados de investigaciones anteriores ya habían mostrado una relación positiva entre la adhesión a los cinco preceptos y ciertos rasgos positivos, como la resiliencia. Y los investigadores se basan ahora en ello. Así, se preguntaron si los mismos preceptos podrían ser también un arma en la lucha contra la depresión. “¿Podrían los preceptos amortiguar también los síntomas depresivos?”, se pregunta Wongpakaran en voz alta.

 El estudio

Para llegar al fondo de esta cuestión, los investigadores realizaron una encuesta en línea a 644 adultos de Tailandia entre finales de 2019 y 2022. Las preguntas versaban sobre sus niveles de estrés, neuroticismo y síntomas depresivos, entre otros. Además, se preguntó a los participantes hasta qué punto se adherían a los cinco preceptos del budismo. El análisis estático de los resultados de la encuesta demostró entonces que obedecer los cinco preceptos afecta al estrés y la depresión. Así, parece que las personas eran menos propensas a desarrollar síntomas depresivos cuando seguían de cerca los cinco preceptos.

Menos síntomas depresivos

Los investigadores concluyen en la revista PLOS ONE que la adhesión a los cinco preceptos puede efectivamente asociarse a un menor riesgo de depresión. Los participantes que experimentaban altos niveles de neuroticismo y estrés tenían, como era de esperar, un mayor riesgo de desarrollar síntomas depresivos. Pero al observar los cinco preceptos, pudieron aliviar los síntomas e incluso reducir el riesgo de depresión.

Explicación

Significa que ciertos aspectos del budismo podrían ser un arma en la lucha contra importantes problemas sociales, como la depresión. Pero, ¿cómo funciona exactamente? “Funciona con buenas intenciones, sabiduría y autocontrol”, explica Wongpakaran. “Mediante la adhesión satisfactoria a los preceptos, creas autoestima y te consideras una persona valiosa en la sociedad y en el mundo. Además de producir autoestima, los practicantes no perjudican a los demás, por ejemplo, hablándoles mal o haciéndoles daño. De hecho, la consecuencia de este comportamiento es que puede ser contraproducente: en realidad provoca estrés, que luego puede manifestarse en depresión.”

No hace falta ser budista

En resumen, obedecer los preceptos puede hacerte más “mindfull”, haciéndote más positivo en la vida y, por tanto, menos propenso a deprimirte. Por cierto, para ello no hace falta convertirse en un budista convencido. De hecho, “suponemos que si hubiéramos estudiado a los cristianos viviendo los Diez Mandamientos, habríamos obtenido resultados similares”, afirma Wongpakaran. “Muchos factores pueden reducir el riesgo de depresión. Y uno de ellos es un estado mental positivo. Los cinco preceptos del budismo se centran simplemente en eso”.

Una muy conocida, por ejemplo, es la meditación de atención plena. Esta tradición originalmente religiosa también aporta más relajación y reduce el estrés. Del mismo modo, según Wongpakaran, los cinco preceptos también deberían extenderse entre la “población general”. “Si más gente lo pusiera en práctica, podría hacer del mundo un lugar más seguro”, piensa el investigador. “La gente se comporta con conciencia ética y es digna de confianza. Y al mismo tiempo, también ayuda a mejorar el estado mental y a reducir la negatividad”.

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