Los sapos golpean su lengua tan fuerte que el retroceso golpea sus corazones

Los sapos golpean sus lenguas muy fuerte

Los sapos gigantes casi se lamen el corazón al comer. Su lengua se adentra más en la garganta de lo que sale cuando el sapo se traga una presa. Esto es lo que muestran las primeras imágenes de rayos X de un sapo gigante comiendo.

La lengua de un sapo gigante se adentra más en su propia garganta que en la de su presa. Al hacerlo, los sapos casi se lamen el corazón.

Muchos animales parecidos a las ranas, a los que pertenecen los sapos, tienen una lengua que se pega con mucha fuerza. Con esto, enredan a su presa, tirando de ella hacia su boca. “Entendemos bien cómo funciona la “danza” entre el músculo y el esqueleto que hace que esto ocurra”, dice David Blackburn, historiador natural adscrito a la Universidad de Florida, en Estados Unidos. “Pero no sabemos nada de lo que ocurre dentro de la rana cuando cierra la boca”.

Tecnología de vídeo

Para conocer el interior de las ranas durante el proceso de alimentación, Blackburn y sus colegas examinaron los sapos gigantes (Rhinella marina). Esta especie corpulenta y voraz parecía una buena opción para el llamado análisis XROMM, una técnica de vídeo en la que se toman imágenes de rayos X en 3D para captar el rápido movimiento del hueso y el cartílago.

El equipo implantó quirúrgicamente más de 20 esferas diminutas del metal tantalio en el cráneo, la mandíbula, la lengua, los esternones y el aparato del hueso hioides de los sapos. Se trata de un trozo de cartílago con forma de catapulta de mano, que sostiene la lengua y los músculos de la garganta. Los investigadores registraron los rápidos movimientos de los huesos y músculos de los sapos, y siguieron el movimiento de las bolas metálicas mientras los sapos comían grillos en el laboratorio.

Detrás del cráneo

Las primeras imágenes fueron una completa sorpresa para los investigadores. “Después de que la boca del sapo se cerrara, vieron que la lengua retrocedía hasta lo más profundo de la garganta. Pensamos que había algo mal en los vídeos”, dice Rachel Keeffe, investigadora de reptiles y anfibios que trabaja ahora en el Mount Holyoke College de Massachusetts, en Estados Unidos. “Entonces empezamos a dudar de si no habíamos hecho algo mal. No podíamos creer que el perdigón estuviera realmente detrás del cráneo”.

Cuando el sapo retrae la lengua, el hueso hioides, que está debajo de la lengua, se sacude hacia abajo y hacia atrás, y entonces la lengua choca contra la pared del esófago. Blackburn lo compara con el movimiento de una pelota de béisbol que golpea un guante.

Por término medio, la lengua se estira más hacia adentro que hacia afuera cuando atrapa una presa, dice Blackburn. La lengua, que se extiende unos 4,5 centímetros en la garganta, y el hueso hioides llegan incluso al corazón de la rana, que se encuentra justo detrás del corto cuello. Gracias a una barrera de tejido, la lengua apenas toca directamente el corazón. “Parece que le va a doler”, dice Keeffe. “La lengua llega muy adentro”.

Mucosidad de la lengua

Para arrancar la presa de la lengua, el hueso hioides presiona y raspa la lengua contra la parte posterior de la garganta. Kurt Schwenk, biólogo evolutivo de la Universidad de Connecticut, no participa en esta investigación. Se pregunta si los sapos aprovechan las propiedades viscoelásticas (resistentes y elásticas a la vez) de la mucosa de la lengua. Eso puede volverse menos pegajoso bajo las fuerzas de raspado.

Hay miles de especies de ranas y sapos, con una paleta diversa de tipos de lengua y patrones de alimentación. El siguiente paso más importante, según los investigadores, es averiguar la diferencia entre estas especies en cuanto a la deglución de sus presas.

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