La amistad puede ser buena para la flora intestinal: los compromisos sociales como estímulo para la salud

La socialización es buena para la flora intestinal

Según la ciencia y este último estudio, los amigos no solo te hacen feliz, sino que también pueden ser buenos para tu salud al transmitirse mutuamente bacterias intestinales buenas. 

Al menos eso es lo que han descubierto los investigadores de Oxford en los monos. Realizaron una investigación en la isla de Cayo Santiago, cerca de Puerto Rico, donde viven más de mil macacos en un área del tamaño de treinta campos de fútbol. Los animales pueden moverse libremente y se encargan en gran medida de su propia alimentación, pero a veces se les da un poco más para que no les falten nutrientes. Cada año, los científicos estudian a distancia el comportamiento de los monos.

Pulgas todo el día

Los macacos son animales muy sociales. Pasan mucho tiempo acicalándose mutuamente el pelo y la piel y deshaciéndose de las pulgas, lo que también se conoce como “acicalamiento”. El grado de “acicalamiento” fue considerado por los investigadores como un indicador del comportamiento social. También analizaron las heces de los primates y observaron la composición y diversidad de las bacterias intestinales sanas y nocivas. Para el equipo fueron interesantes, en primer lugar, las concentraciones de especies de microbios que se han relacionado varias veces con el comportamiento autista o de privación social en humanos y roedores, y, en segundo lugar, las especies bacterianas Faecalibacterium y Prevotella que son comunes en los intestinos de los animales sociales.

La investigadora principal, Katerina Johnson, afirma: “Resulta especialmente sorprendente que hayamos encontrado una fuerte relación positiva entre la abundancia del microbio intestinal Faecalibacterium y el grado de sociabilidad de los animales. A diferencia de muchas otras especies de la microbiota, la Faecalibacterium es conocida por sus potentes propiedades antiinflamatorias, lo que la relaciona con la buena salud.” Los investigadores descubrieron además que los monos menos sociables tenían niveles más altos de bacterias Streptococcus, un grupo de especies bacterianas dañinas.

Los macacos son muy sociales

La capacidad social de cada mono se evaluó por el número de congéneres diferentes con los que interactuaban y el tiempo de contacto. La investigadora Karli Watson lo explica: “Los macacos son animales muy sociales. El cuidado del pelaje es su principal forma de establecer y mantener relaciones, por lo que es un buen indicio de las interacciones sociales entre primates”.

Se encontró una clara relación entre la cantidad y la calidad de las relaciones sociales y la salud de los monos. “Esto se debe en gran medida al funcionamiento del sistema inmunitario. Curiosamente, esto se refleja en nuestros hallazgos, y es a nivel del microbioma intestinal, formado por miles de millones de bacterias, virus, levaduras y hongos. Dado que el microbioma intestinal influye en la respuesta inmunitaria, estos microbios podrían desempeñar un papel en el vínculo entre nuestra vida social y nuestra salud”, afirma Watson. “Mediante el seguimiento y la cartografía de la población de macacos en Cayo Santiago durante un largo periodo de tiempo, pudimos estudiar diferentes aspectos del comportamiento y la fisiología de nuestros parientes cercanos”.

¿Causa y efecto?

Es difícil señalar la causa y el efecto en este proceso. La cantidad de bacterias intestinales buenas y malas puede ser un resultado directo del contacto social entre macacos y del intercambio de microbios. Sin embargo, también puede haber una explicación indirecta. Es posible que los macacos con menos amigos estén mucho más estresados y, por tanto, tengan un microbioma menos saludable.

“Se ha investigado mucho más sobre los factores del estilo de vida, como la dieta y el ejercicio. En consecuencia, todavía tenemos una comprensión limitada de los mecanismos que subyacen al vínculo entre el contacto social y nuestro riesgo de enfermedad y mortalidad. Nuestra investigación sobre los macacos, centrada en el comportamiento social y su impacto en el microbioma intestinal y la función del sistema inmunitario, arroja algo de luz al respecto”, afirma Johnson. Pero las investigaciones de seguimiento tendrán que revelar más sobre la medida en que el contacto social tiene un efecto beneficioso en nuestro microbioma intestinal.

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