Nuestros Smartphones podrían decirnos cuándo vamos a morir

Los Smartphones podrían predecir el riesgo de muerte

Según los investigadores, los teléfonos móviles pueden predecir con gran precisión el riesgo de muerte en función del ritmo de la marcha. Y todo ello sin aplicaciones especiales, rastreadores de actividad o relojes inteligentes.

Es imposible imaginar nuestra vida sin el teléfono móvil.  Para muchos, el dispositivo se ha convertido en un compañero constante. Aunque, por un lado, esto plantea cuestiones críticas, también podemos utilizarlo en nuestro beneficio, según demuestran los investigadores. Debido a nuestra estrecha relación con el teléfono móvil, este dispositivo puede determinar nuestro riesgo de mortalidad con especial precisión.

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Hace tiempo que sabemos que existe una relación entre la actividad física y el riesgo de mortalidad. “Estudios detallados han demostrado que la velocidad al caminar está estrechamente relacionada con el riesgo de mortalidad”, explica el investigador Bruce Schatz. En un nuevo estudio, se preguntó si sería posible realizar un seguimiento pasivo de las personas en su vida cotidiana para determinar su estado de salud actual y futuro. Esto ya es posible en cierta medida gracias a los sensores de movimiento de los relojes de fitness, por ejemplo. Pero, a pesar de esta creciente popularidad, los llevan sobre todo una minoría acomodada. En cambio, hoy en día casi todo el mundo tiene un smartphone, que suele estar equipado con sensores similares.

Estudio

Para comprobar hasta qué punto estos sensores son capaces de predecir el riesgo de mortalidad, los investigadores estudiaron los movimientos de 100 000 británicos durante una semana. “Analizamos sus movimientos utilizando los sensores de movimiento que también tienen los smartphones”, explica Schatz. Estos sensores de movimiento dibujaron entonces una imagen precisa de la velocidad de la marcha.

Velocidad de marcha

El hecho de que la velocidad de la marcha ofrezca una buena imagen del riesgo de mortalidad se explica fácilmente. “Para muchas enfermedades, como las cardíacas o pulmonares, sabemos que existe un patrón muy característico”, explica Schatz. “Por ejemplo, la gente va más despacio cuando se queda sin aliento. Luego, cuando han recuperado el aliento, vuelven a acelerar. Este patrón de ralentización y aceleración puede medirse con precisión con sensores de movimiento, incluso los equipados con teléfonos baratos.”

Seis minutos

Según los investigadores, seis minutos de paseo al día proporcionaban suficiente información. A continuación, relacionaron la información sobre la velocidad de la marcha con los datos demográficos y consiguieron desarrollar un algoritmo que predecía el riesgo de mortalidad en cinco años. Y todo ello sin aplicaciones especiales, rastreadores de actividad o relojes inteligentes. “Los datos son tan precisos como los métodos ya existentes”, dijo Schatz.

Proyecciones a gran escala

Los resultados son prometedores, según el investigador. Al fin y al cabo, significa que el teléfono móvil que llevamos en el bolsillo podría convertirse en una herramienta importante y fiable para la detección a gran escala de riesgos para la salud. “Los teléfonos inteligentes ya son omnipresentes en Europa y América”, explica Schatz. “Y ahora estamos demostrando que estos dispositivos pueden realizar valiosas mediciones de salud que ofrecen una imagen nítida del riesgo de mortalidad. En este sentido, el cribado de la población se está convirtiendo en una realidad cotidiana. Por cierto, con nuestros modelos predictivos no solo podemos determinar el riesgo de muerte prematura. También podemos mapear problemas de salud, como el estado de las enfermedades cardiovasculares y la detección de enfermedades infecciosas, de forma similar”.

Detección precoz

Schatz subraya que es muy importante tener una mejor idea de nuestro riesgo de salud y mortalidad. “Al fin y al cabo, la detección precoz de ciertas enfermedades conduce a tratamientos más eficaces”, afirma. “Pero, sobre todo, nos permite prevenir enfermedades graves. Los algoritmos son más sensibles que la percepción humana y, por tanto, pueden detectar problemas que normalmente se ignorarían. Mejorar la salud de la población debería ser un objetivo nacional en cualquier país que se preocupe por sus ciudadanos”.

En definitiva, los investigadores demuestran que no se necesitan relojes o rastreadores caros para obtener una buena imagen de la salud general y del riesgo de mortalidad. Con un smartphone (y ni siquiera el más caro) se consigue lo mismo. Esto significa que, en lo que respecta a nuestra salud, el teléfono inteligente podría ser una herramienta importante que cree una mayor igualdad de condiciones entre ricos y pobres. Además, podría ser el camino hacia una sociedad más sana.

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