La investigación de los escritos bizantinos sobre los eclipses solares ha permitido conocer la velocidad de rotación de la Tierra y, por tanto, la duración de un día, en los siglos IV a VII de nuestra era. Esto ayuda a determinar mejor la desaceleración de la rotación terrestre.
Los registros de eclipses solares completos en el Imperio Bizantino, situado hace siglos en las actuales Turquía y Grecia, están demostrando ser de inmenso valor. Gracias a la combinación de investigaciones astronómicas e históricas, los científicos pueden ahora decir más sobre la velocidad exacta a la que la Tierra daba vueltas a su eje. Esa velocidad de rotación disminuye lentamente con el tiempo.
Investigadores de la Universidad de Tsukuba estudiaron los escritos sobre eclipses solares observados en el Imperio Bizantino entre los siglos IV y VII de nuestra era. Muchos relatos de esa época se han perdido, pero los investigadores han podido encontrar información sobre los avistamientos en citas o traducciones posteriores. Así lo afirma Koji Murata, coautor y profesor asociado de estudios de bibliotecas, información y medios de comunicación.
Lo que dice un eclipse solar
El lugar y la hora de un eclipse solar dependen de la posición y la orientación de la Tierra en relación con la Luna y el Sol. Los registros encontrados no contienen observaciones según los estándares científicos actuales; eran principalmente crónicas y biografías con las que los investigadores tuvieron que conformarse. Estos describen, por ejemplo, cómo aparecen las estrellas en el cielo a plena luz del día. A partir de ellos, los investigadores determinaron los tiempos y lugares claros de los eclipses solares.
Gracias a estos datos, vieron en qué punto se encontraba la Tierra sobre su eje durante estos eclipses. Combinado con datos anteriores y posteriores, esto les dice algo sobre la velocidad de rotación de la Tierra.
Esa velocidad de rotación disminuye lentamente: hace 1400 millones de años, un día en la Tierra duraba solo 19 horas. Pero no se sabe con exactitud a qué velocidad se produjo esa desaceleración en los últimos siglos. Esto se debe a que hay muchos factores diferentes que afectan a la velocidad de rotación de la Tierra. Por ejemplo, la acción de las mareas de la Luna ralentiza la Tierra, y también influye el deshielo de las capas de hielo y la consiguiente redistribución del material en la superficie terrestre.
Sistemática frente a aleatoria
Algunos de estos factores son sistemáticos, mientras que otros son aleatorios. “Si se quieren distinguir los factores sistemáticos, se necesitan muchos más datos del pasado, porque los efectos aleatorios dominan en las mediciones de los últimos cien años”, afirma Teije de Jong, profesor de astronomía de la Universidad de Ámsterdam. Anteriormente, trabajó en el estudio de una tablilla de arcilla encontrada en Siria, que registraba en escritura cuneiforme la observación de un eclipse solar completo.
Todavía hay muy pocos conocimientos para determinar con precisión la posición de la Tierra en todos los momentos de la historia, por lo que no sabemos cómo será esa desaceleración en el futuro. Para ello, este tipo de datos es muy necesario. No se encontraron anomalías en este estudio; las cinco mediciones coincidían con estudios anteriores.
“Creo que es un buen estudio, claro y completo”, dice De Jong. “Puede que solo proporcione un número limitado de nuevos puntos de referencia, pero es realmente importante para establecer las fluctuaciones de la rotación y determinar la desaceleración a largo plazo”.
Sin comentarios