ADN modificado hace que los mosquitos de la malaria no sean infecciosos

ADN hace que mosquito no transmita la malaria

Al cambiar un gen, los mosquitos de la malaria mueren antes de que los parásitos de la malaria puedan desarrollarse en sus cuerpos. Esto podría detener por completo la propagación del parásito mortal, según investigaciones de laboratorio y modelos informáticos.  

Con la modificación genética, los parásitos de la malaria se desarrollan a un ritmo más lento, y la modificación también acorta la vida de los mosquitos. Como resultado, mueren antes de poder transmitir la enfermedad.

Los estudios de laboratorio y los modelos informáticos sugieren que esto podría detener completamente la propagación del parásito mortal, según George Christophides, profesor de enfermedades infecciosas e inmunidad del Imperial College de Londres y parte del equipo de investigación. La combinación de estos dos efectos acabará con la transmisión de la malaria", afirma.

Para que este enfoque funcione, es necesario desplegar la llamada huella genética, que hace que la modificación genética necesaria se extienda en las poblaciones de mosquitos silvestres. A través de este mecanismo, toda la descendencia hereda un trozo específico de ADN, donde normalmente solo la mitad de la descendencia hereda el ADN. Debido a la presión genética, ese trozo de ADN se extiende por toda la población, aunque la mutación tenga efectos adversos para el mosquito.

Cautivo

La impresión artificial de genes nunca se ha desplegado en la naturaleza, aunque existen versiones naturales. Sin embargo, ya se ha probado con éxito una cepa genética basada en CRISPR en mosquitos en cautividad.

Los investigadores de Tanzania están llevando a cabo modificaciones en mosquitos locales, de la misma manera que los investigadores de Londres, para ver qué tan bien funciona la modificación contra los parásitos locales de la malaria. Si estas modificaciones resultan un éxito, los equipos quieren trabajar juntos para realizar pruebas de campo. Por ahora, mantienen los ensayos dentro de las paredes del laboratorio. No vamos a soltar nada", dice Christophides.

El nuevo método se basa en el hecho de que los parásitos de la malaria tardan entre 10 y 12 días en desarrollarse dentro del cuerpo del mosquito y llegar a las glándulas salivales. Solo entonces las picaduras de mosquito pueden infectar a los humanos. Pero en la naturaleza, los mosquitos Anopheles gambiae, que pueden transmitir la malaria, suelen vivir solo 10 días.

Proteínas frente a parásitos

Así que se puede interrumpir todo el ciclo de transmisión frenando el desarrollo del parásito", dice Christophides. Para conseguirlo, su equipo se puso a trabajar en la modificación genética de los mosquitos A. gambiae, haciendo que las células del intestino segregaran dos pequeñas proteínas que han demostrado frenar el desarrollo del parásito. Una de estas proteínas procede de las ranas con garras africanas y la otra de las abejas melíferas.

El equipo ya ha demostrado que los parásitos de la malaria tardan unos días más en ser detectados en los mosquitos infectados y modificados. El cambio genético también reduce el tiempo de vida del mosquito en unos pocos días, dice Christophides. Esto reduce aún más las posibilidades de que un mosquito sobreviva lo suficiente como para volverse infeccioso.

La evolución como obstáculo

Hay dos problemas potenciales con este enfoque. A medida que la presión génica extiende la modificación, existe el riesgo de que los parásitos de la malaria desarrollen resistencia a las dos proteínas. Para evitarlo, es importante difundir la modificación lo más ampliamente posible, dice Christophides. Cuanto más rápido se colapse una población de parásitos, menores serán las posibilidades de que se desarrolle una resistencia a través de la evolución.

Además, es posible que los mosquitos evolucionen de tal manera que la presión genética deje de funcionar. Por lo tanto, debe diseñarse para minimizar este riesgo, dice Christophides.

Otros grupos de investigación también están trabajando en otras versiones de la presión genética que pueden erradicar las poblaciones de mosquitos, por ejemplo, haciendo que toda la descendencia femenina sea infértil, mientras que los machos siguen siendo fértiles y propagan la presión genética.

Matar o ser matado

También puede utilizar estos dos enfoques juntos. En primer lugar, la presión genética asesina, que erradica la población en una zona concreta, seguida de la presión genética que impide que los supervivientes o los mosquitos que vienen de otras zonas propaguen la malaria. Creemos que ambos pueden aportar algo", dice Christophides.

En Brasil ya se están liberando millones de mosquitos macho modificados genéticamente para reducir el número de mosquitos salvajes. Estos mosquitos son portadores de un gen que mata a todas las crías de las hembras con las que se aparean. Todavía no hay pruebas de que este gen persista a largo plazo en la naturaleza.

La malaria sigue matando a medio millón de personas al año, la mayoría niños. El año pasado se aprobó por primera vez una vacuna contra la malaria. Es posible que pronto haya una segunda, pero estas vacunas aún no son igual de eficaces en todos los casos.

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