¿Por qué pensar mucho te cansa tanto?: algo cambia en tu cerebro

Cuál es la razón por la que pensar mucho nos cansa demaciado

Un día entero cargando piedras puede ser agotador, pero ocho horas de profundas reflexiones en una silla de escritorio también pueden ser bastante desalentadoras. ¿Cómo es que hasta el pensamiento puede cansar tanto?

Los investigadores han descubierto cómo funciona el agotamiento mental, que, por cierto, es diferente de tener sueño. La razón de la fatiga puede encontrarse en el cerebro, según el estudio publicado en Current Biology. Cuando se piensa intensamente, se acumula un subproducto potencialmente dañino en el córtex prefrontal, el área del cerebro implicada en la planificación, la regulación de las emociones y la toma de decisiones. Como resultado, funciona menos bien, de modo que cambia a actividades que requieren poco esfuerzo o no hace nada en absoluto si se cansa demasiado de pensar, escriben los investigadores.

¿La fatiga es una ilusión?

"Según influyentes teorías, se cree que la fatiga es una especie de ilusión, ideada por el cerebro para hacernos dejar lo que estamos haciendo y pasar a una actividad más placentera", dice Mathias Pessiglione, de la Universidad Pitié-Salpêtrière de París. "Pero nuestros hallazgos demuestran que el pensamiento intensivo no es una ilusión y sí conduce a un cambio en el cerebro, concretamente a una acumulación de sustancias nocivas. Así que la fatiga sería, efectivamente, una señal para que dejáramos de trabajar, pero con un propósito diferente, a saber, garantizar que nuestro cerebro siga funcionando correctamente."

Pero eso aún no aclara por qué esos productos de desecho se acumulan en la corteza prefrontal. Para averiguarlo, Pessiglione y sus colegas profundizaron en lo que realmente es la fatiga mental. Sospecharon que la razón tenía que ver con la necesidad de reciclar las sustancias potencialmente dañinas generadas por la actividad neuronal. Para comprobarlo, utilizaron la espectroscopia de resonancia magnética (MRS), una exploración que les permitió seguir los procesos químicos del cerebro durante una jornada de trabajo. Compararon un grupo de personas que tenían que pensar mucho durante su trabajo con un grupo que realizaba tareas cognitivamente más ligeras.

El glutamato es el culpable

Solo en el grupo que tuvo que hacer un gran esfuerzo mental aparecieron signos de fatiga, como una menor dilatación de las pupilas. En este grupo también se produjo un cambio en la toma de decisiones: eligieron más a menudo las opciones que requerían poco esfuerzo y proporcionaban una recompensa rápida. Y lo que es más importante, el grupo que tuvo que pensar mucho también produjo más glutamato en las sinapsis de la corteza prefrontal. Esto apoya la teoría de que la acumulación de glutamato hace que el córtex prefrontal se vuelva menos activo, lo que dificulta la toma de decisiones acertadas y el control de las emociones y otros comportamientos después de un día de trabajo mentalmente exigente.

No tomar decisiones importantes

La pregunta, por supuesto, es: ¿se puede mantener ese córtex prefrontal en funcionamiento incluso después de un día entero de pensar intensamente? Pessiglione no teme. "Yo optaría por la vieja receta del descanso y el sueño. Hay pruebas de que el glutamato de las sinapsis se descompone cuando se duerme". El científico aconseja además no tomar decisiones importantes después de un día de trabajo cognitivamente exigente. Su estudio también podría ayudar a prevenir el agotamiento mediante el control de la acumulación de glutamato en el córtex prefrontal.

Las investigaciones posteriores deberían revelar por qué la corteza prefrontal es tan sensible a la acumulación de glutamato y por qué esta parte del cerebro sufre tanto la fatiga. Los investigadores también tienen curiosidad por saber si los mismos marcadores de fatiga en el cerebro pueden predecir la recuperación de problemas de salud, como la depresión o el cáncer.

¿Qué es el glutamato?

El glutamato es un importante neurotransmisor que se encuentra principalmente en la corteza cerebral. Este neurotransmisor estimula otras células nerviosas y desempeña un papel en la plasticidad sináptica, por lo que influye en el estado de ánimo, la memoria y la capacidad de aprendizaje, entre otras cosas.
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