Los humanos ya hacían guerras en la edad de piedra

Hallasgo de que el hombre ya hacía guerra desde la edad de piedra
Hasta ahora los arqueólogos han reunido pocas pruebas directas de violencia entre distintos grupos de humanos de la Edad de Piedra. Los primeros se han encontrado solo en el Neolítico, un período más joven de la Edad de Piedra caracterizado por la transición de los seres humanos al pastoreo, la agricultura y un modo de vida sedentario.

De esta época proceden las primeras pruebas arqueológicas de que la naturaleza humana no cambia y de que la guerra forma parte de nuestra historia desde tiempos inmemoriales. Proceden del emplazamiento etíope de Nataruk, al oeste del lago Turkana, un embalse situado en la frontera entre Kenia y Etiopía que llena el valle del Rift de África occidental.

¿Que se encontró?

Los arqueólogos han encontrado los restos de más de 20 individuos en la zona: ocho mujeres adultas, igual número de hombres, cinco personas de sexo indeterminado, seis niños y un feto no nacido. Su análisis se describe en la revista Nature.

El análisis mediante isótopos radiactivos determinó que la edad del hallazgo era de entre 95 00 y 10 500 años. En aquella época, la zona tenía un clima más húmedo y lo más probable es que Nataruk estuviera situada a orillas de un lago poco profundo. Los restos acuáticos encontrados y su datación concuerdan con ello, al igual que los hallazgos de anzuelos de hueso.

Los arqueólogos han descubierto otros artefactos de piedra. Sin embargo, lo más interesante son los hallazgos de las inmediaciones de los esqueletos y los propios restos óseos. Los individuos no fueron enterrados de forma organizada, por lo que su conservación se debe principalmente al azar. Se ha demostrado que la mayoría de los doce ejemplares mejor conservados murieron violentamente.

A estas personas se les fracturó el cráneo. Otros restos presentan signos de traumatismo craneoencefálico o rotura de brazos, piernas y costillas. Los individuos cuyos restos fósiles no presentan signos de lesiones mortales se encontraron de nuevo en posiciones que revelan que probablemente fueron atados antes de morir.

Los huesos también tenían marcas de impactos de flecha. Para empeorar las cosas, los restos de pequeñas cuchillas de obsidiana, que probablemente formaban parte de las armas mortales, permanecían encajadas dentro de algunas de las heridas.

La guerra ha acompañado al ser humano desde tiempos inmemoriales.

La conclusión es clara: Los restos óseos han revelado lo que fue una batalla prehistórica que ilustra la dura convivencia de grupos prehistóricos de cazadores y recolectores.

"Los hallazgos proporcionaron una rara visión de la vida y la muerte de las personas que buscaban comida en el pasado, y pruebas de que la guerra formaba parte del repertorio de relaciones entre grupos de cazadores y recolectores prehistóricos", dice el estudio publicado en Nature.

Pero sería extraño, después de todo, que la gente de la Edad de Piedra se llevara bien. Una serie de escaramuzas cercanas a la guerra son también sintomáticas de los grupos de cazadores-recolectores contemporáneos. Y las prolongadas luchas a vida o muerte entre grupos de simios, como los chimpancés.

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