El misterio de la orientación perfecta de las pirámides tiene una explicación

Misterio de la orientación perfecta de las pirámides

Nunca dejan de sorprender con su perfección. Los científicos discuten cómo una civilización antigua pudo construir pirámides monumentales tan sofisticadas y precisas como las egipcias.

Las pirámides de Gizeh son precisas no sólo geométricamente, sino también en su orientación. Las paredes están orientadas a cada lado del mundo y las esquinas están orientadas al noreste, noroeste, sureste y suroeste.

Lo mismo ocurre con la pirámide más famosa de Egipto, la pirámide de Keops (también conocida como Khufu o la Gran Pirámide).

"Los constructores de la pirámide de Keops orientaron el monumento según los puntos cardinales con una precisión de más de cuatro minutos (angulares), es decir, con un margen de quince grados", escribió el arqueólogo Glen Dash en un estudio publicado en The Journal of Ancient Egyptian Architecture.

La sutil desviación apunta en una dirección: en sentido contrario a las agujas del reloj.

Una geometría tan precisa es inherente a las otras dos pirámides más grandes de Egipto: la Pirámide de Rachef en Giza y la Pirámide Roja en Dahshur. En una época anterior a la llegada de los modernos equipos topográficos y ordenadores, parecen de otro mundo.

Vara, cuerda, sombra y conocimiento del calendario

La precisión de la geometría es una de las razones por las que algunos consideran que las pirámides son obra de una civilización extraterrestre. Pero Glen Dash ha sugerido una explicación más sencilla. Según él, los egipcios de hace 4500 años se conformaban con el equinoccio de otoño para medir las pirámides.

"De hecho, los antiguos egipcios sólo necesitaban un día soleado y adecuado para construir las pirámides", afirma Dash en la revista Science Alert. Esa es la conclusión que sugiere su experimento para determinar los puntos cardinales utilizando la longitud de la sombra durante el equinoccio de otoño.

El equinoccio es el punto en el que el Sol se encuentra en el plano del ecuador terrestre, por lo que sus rayos caen perpendiculares a la Tierra.  Dash cree que el equinoccio es la clave.

Por un lado, puede determinarse fácilmente contando los días transcurridos desde el solsticio de verano y, por otro, el equinoccio indica el punto en el que el día tiene aproximadamente la misma duración que la noche. Pero, sobre todo, Glen Dash ha realizado una serie de experimentos que demuestran que los equinoccios pueden utilizarse para trazar los puntos cardinales con gran precisión.

Utilizando una varilla perpendicular llamada gnomon, que puede servir como una suerte de reloj de sol, Dash captó la curva de la sombra en el día del equinoccio de otoño. De la forma que se ve en la animación, determinó una línea casi perfecta que va de este a oeste. A partir de esto, pudo determinar el eje noreste.

Así se trazó para las pirámides,misterio de la orientación de las pirámides

"Durante el equinoccio, el topógrafo puede detectar que el pico de la sombra discurre en línea recta y casi exactamente en dirección este-oeste", señala Dash en el estudio.

Esto se llama el método del círculo indio. Pero, ¿cómo sabemos que los egipcios lo usaban? Una sutil desviación en sentido contrario a las agujas del reloj de la base de las pirámides así lo sugiere. Eso es lo que muestra la medición del círculo indio.

El triunfo del ingenio humano

La comprensión del movimiento del sol a través del cielo y la geometría derivada del mismo, era un campo de conocimiento bien desarrollado en la antigüedad. El movimiento del sol, que tenía un importante papel mitológico, proporcionaba información clave sobre cuándo plantar los cultivos. E incluso cómo construir las paredes de una vivienda.

En Egipto, conocemos el observatorio de piedra de Nabta Playa, de más de siete mil años de antigüedad; en Europa, Stonehenge y otras estructuras megalíticas similares construidas hace cinco mil años; en América, el Observatorio de Chankillo, de hace 2300 años. La sombra de la Tierra y el Sol tiene una larga tradición en muchas civilizaciones.

Nunca sabremos si los egipcios utilizaban el método del círculo indio o un método relacionado. Aunque sólo sea por eso, el experimento de Dash demuestra al menos que las operaciones geométricas no requieren láseres, ordenadores y otros dispositivos modernos, sino sobre todo ingenio humano y paciencia.

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