¿Realmente los peces son capaces de sentir el dolor?

A pesar de que los peces carecen de las regiones cerebrales adecuadas, los investigadores afirman que no es en absoluto seguro que los peces no sientan dolor.

Para mucha gente, es un día maravilloso: pescar en el paseo marítimo. Y cuando atrapas un pez, lo vuelves a poner en su sitio. Pero, ¿hasta qué punto el pez es realmente consciente del anzuelo puntiagudo que le atraviesa el labio? ¿Los peces sienten dolor?

Experimentos de comportamiento

Para los seres humanos, por supuesto, es muy difícil averiguar si un animal, al que no podemos simplemente preguntar, si tiene dolor. Sin embargo, los científicos han hecho varios intentos en el pasado para responder a esta pregunta. Tras el descubrimiento de los receptores del dolor en los peces a principios del siglo XXI, los científicos desarrollaron varios experimentos de comportamiento que parecían demostrar que los peces pueden experimentar el dolor. Y eso tiene sentido. Desde un punto de vista evolutivo, por supuesto, sería bastante extraño que los peces no notaran ningún estímulo adverso o daño directo en sus cuerpos y aletas.

Área del cerebro

Sin embargo, no todos los científicos están convencidos. Esto se debe a que las investigaciones han demostrado que los peces carecen de ciertas áreas en sus cerebros que están asociadas con el dolor. Y según ellos, eso significaría que los peces probablemente no experimentan dolor. Sin embargo, un nuevo grupo de investigación arroja ahora serias dudas sobre esa conclusión.

Daño cerebral

El equipo basó su investigación en personas con daños cerebrales. Uno de los participantes es Roger. Como resultado de una enfermedad, se dañaron importantes áreas cerebrales que suelen estar asociadas al procesamiento del dolor. Sin embargo, esto no significa que Roger ya no sienta dolor. La capacidad de Roger para experimentar el dolor ha permanecido intacta. De hecho, ahora siente más dolor que la media. "Uno de los hallazgos más sorprendentes es que las personas que carecen de regiones cerebrales asociadas al dolor no solo siguen sintiendo dolor, sino que son incluso más sensibles a él", afirma el investigador Kenneth Williford en una entrevista.

No es necesario

El estudio sugiere que estas áreas cerebrales no son necesariamente escenciales para sentir dolor. "Los pacientes de nuestro estudio lo demuestran", dice Williford. Los investigadores no saben exactamente cómo ocurre esto. Es posible que no todo el procesamiento del dolor tenga lugar en estas áreas del cerebro. Pero también podría ser que otras áreas del cerebro se encarguen de procesar el dolor cuando las regiones cerebrales originales están dañadas. "Se acumulan las pruebas de que el sistema del dolor es una matriz neuronal extraordinariamente compleja", concluye Williford.

"SE ACUMULAN LAS PRUEBAS DE QUE EL SISTEMA DEL DOLOR ES UNA MATRIZ NEURONAL EXTRAORDINARIAMENTE COMPLEJA".

El acalorado debate en torno a los peces

Los resultados del estudio también tienen implicaciones en el acalorado debate que rodea a los peces. Pues con el estudio, el equipo refuta el argumento de los científicos que sostienen que los peces no pueden sentir el dolor porque carecen de las regiones cerebrales designadas para ello. "Mientras que la toma de decisiones más complejas probablemente tiene lugar en las regiones corticales del cerebro, no ocurre lo mismo con los sentimientos y las emociones", afirma Williford. "Esto probablemente tiene lugar en las llamadas regiones subcorticales. Pero si el dolor no depende de las regiones corticales del cerebro, sino de las subcorticales, es probable que muchos animales, incluidos los peces, puedan sentir dolor. De hecho, esto significaría que el dolor no requiere ciertas regiones corticales que solo están presentes en los mamíferos".

¿Los peces sienten dolor?

¿Significan los resultados del estudio que los peces sienten dolor? Eso tampoco. "Nuestro estudio no puede demostrarlo de forma concluyente, aunque en los últimos 20 años hay cada vez más pruebas de que los peces pueden experimentar dolor", dice Williford. "Nuestro estudio en realidad solamente refuta los contraargumentos utilizados". Sin embargo, según el investigador, es muy importante llegar al fondo de la cuestión. "Cada vez que entramos en contacto con el reino animal, existe el riesgo de que causemos daños", explica. "Dado el enorme número de animales que matamos cada día para alimentarnos, ese daño es habitual. Así que tenemos que evaluar exactamente el daño que estamos haciendo para poder juzgar el coste de ese daño frente a los posibles beneficios. Y eso significa que es esencial entender qué organismos pueden sentir dolor y, por tanto, sufrir".

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